Brazilian Wine Country

Approximately two hours of travel separates Porto Alegre from Bento Gonçalves, the sparkling wine capital of Brazil. A trip in which you can see the different migratory layers of the largest country in South America.

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João is our taxi driver, he takes us from the airport to Vale dos Vinhedos where we will spend a week tasting the greatest wines of the region.

He proudly tells us that this migratory diversity has given the area a special character. "On the coast, for example, Porto Alegre is mostly German, but inland in the area where we are going now, it is a true journey to the north of Italy."

There is a clear reason. In 1870, the governments of Venice and Brazil agreed to send thousands of Italians to colonize an area that until then was nothing more than native forest.

The industrial revolution and the political crisis on the peninsula - Italy was not a unified nation until 1863 - forced thousands of people to move to other countries. Just for context, between 1870 and 1900 more than a million Italians came to Brazil.

By custom and inheritance, the Italian families who came to these places, continued with their way of life, including wine. They planted different vines from Europe, and grew the vines for their own consumption of wine.

This is how in Bento Gonçalves, pasta dominates the restaurants, cheese the appetizers and wine is life.

But not all wines shine like sparkling wine does in this region. In Brazil, 45% of all fine wine sales are sparkling wines.

The champagne method also known as the traditional fermentation technique has been perfected for more than a century in the region, but what makes the real difference is the soil of the Brazilian terroir.

Daniel Geisse, winemaker and son of the owner of Cave Geisse tells us, while showing us his vineyard, located on the outskirts of Pinto Bandeiras at 2500 feet above sea level, that one of the main advantages of making sparkling wines in this area are its millennial soils and a climate particularly similar to western French, but somewhat a bit more humid.

We have to go through a little jungle to get to the Cave Geisse vineyards and Daniel points out with his hand where the soil changes its composition and changes from a young soil to a millenary basaltic one, which gives character and mineral tones to his wines.

"We make one of the highest quality sparkling wines in Latin America," he tells us, knowing that by opening a bottle of his Blanc de Blanc (100% Chardonnay) we would agree with his statement.

The sparkling wine revolution began after the 1950s when houses like Moët & Chandon settled in Brazil to produce wines and take advantage of the gigantic domestic market.

Since then, more than 800 houses have produced wines only in the Serra Gaúcha region, but there are at least 40 wineries that focus on fine wines.

There is something that Brazilians have in their blood and that is to celebrate life, and there is no better way to do it than with a glass of vinho espumante.

ESPAÑOL

Son aproximadamente dos horas de viaje las que separan a Porto Alegre de Bento Goncalves, la capital del vino espumante de Brasil. Un viaje en el que se pueden ver las distintas capas migratorias del país más grande de Sudamérica.


João es nuestro taxista, nos lleva desde el aeropuerto de Porto Alegre hasta el corazón de la zona vitivinícola del Brasil. Nos cuenta con orgullo que esta diversidad migratoria le ha dado un carácter especial a la zona. "En la costa, por ejemplo, Porto Alegre es mayormente alemana, pero al interior en la zona donde vamos ahora, es un verdadero viaje al norte de Italy."
Hay una clara razón. En 1870 el gobierno de Venecia y el de Brasil acordaron el envío de miles de italianos para colonizar una zona que hasta ese entonces no era más que bosque nativo.

La revolución industrial y la crisis política en la península -Italia no fue una nación unificada hasta 1863- obligó a miles de personas a desplazarse a otros países. Solo para tener un contexto, entre 1870 y 1900 más de un millón de italianos llegaron a Brasil.


Por costumbre y herencia, las familias italianas que llegaron a estos lugares, siguieron con su forma de vida, incluido el vino. Plantaron diferentes viñas, traídas desde europa y cultivaron las vides para su propio consumo.


En Bento Gonçalves, la pasta domina los restaurantes, el queso, los aperitivos y el vino la vida.
Pero no todos los vinos brillan como lo hace el vino espumoso. La técnica champenois o de fermentación tradicional la han perfeccionado desde hace más de un siglo, pero lo que más atrae es la calidad de mosto y el suelo del terroir brasileno. En Brasil el 45% de todas las ventas de vino fino son espumantes.
Daniel Geisse, enólogo e hijo del propietario de Cave Geisse nos cuenta, mientras nos muestra su viña, ubicada en la las afueras de Pinot Bandeiras a 2500 pies de altura, que una de las principales ventajas de hacer vinos espumosos en esta zona son sus milenarios suelos y un clima particularmente similar a al oeste francés, pero algo más húmedo.


Tenemos que atravesar una verdadera selva para llegar a los viñedos de Cave Geisse y Daniel nos señala con su mano donde el suelo cambia de composición y pasa ser un suelo joven pasa a uno basáltico milenario, lo que entrega carácter y tonos minerales a sus vinos.


"hacemos uno de los vinos espumantes de mayor calidad en Latinoamérica", nos cuenta, sabiendo que al abrir una botella de su Blanc de Blanc (100% Chardonnay) concordaríamos con su opinión.


La revolución del vino espumante comenzó pasado la década del 50 cuando Casas como Moet & Chandon se instalaron en Brasil para producir vinos y aprovechar el gigante mercado interno.


Desde entonces son más de 800 casas las que producen vinos solo en la región de Serra Gaúcha, pero son al menos 40 wineries que se centran en vinos finos.


Hay algo que los brasilenos tienen en la sangre y es celebrar la vida y no hay mejor forma de hacerlo que con una copa de vinho espumante.